Me esperabas intacta,
Sobre las sábanas de seda que eran tu única compañía;
Me esperabas,
Cubierta con la blanca piel con la que naciste,
Erizada por la ansiedad y la espera sin tiempo;
Me esperabas inmóvil,
Con tus pezones al aire, libres y valientes;
Me esperabas,
Con tu cintura envuelta en la mitad de la sábana,
Que dejaba lo necesario a la imaginación;
Y mi imaginación está llena de deseo y placer, listos para ser entregados a ti;
Me esperabas deseando,
Y yo llegaba extasiado al verte, y lleno de locura al recorrerte;
Lentamente, mis manos descubrían tu piel, que se erizaba con las hormonas de placer;
Me esperabas,
Y llegaba con el sexo erecto, por la lujuria de tu escencia de mujer
Porque la noche presenciaba esa entrega al placer;
Me esperabas sin palabras,
Con el resplandeciente deseo en tus ojos de consumirme,
Húmeda, y frágil para amarnos al nacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario