Y las voces diáfanas se apagaban en mis oídos sordos
Me cegaba la vaga luz que iluminaba mi mente
Y el espeso vacío flotaba en mi ser inerte
Ante el acantilado y el cobijo de su inminente presencia
Y el abrazante deseo de perderlo todo por ti
Me hundo en pensamientos quebrantados
En mi mente moribunda e inalcanzable hasta encontrarte
Porque más allá de mis pensamientos estás en mi piel
Con tu olor en cada suspiro y tu palpitar sumergido
Y tu voz plasmada en pedazos de papiro
Se dilataba la noche al verte llegar
La nubes abrían paso de tanto esperar
Y derramaban sus frías lagrimas en el cauce de mi pesar.
28 de agosto del 2005
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